Analizamos tema a tema el nuevo disco de Fyahbwoy: ‘BL4QKFY4H’

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SWAN BL4QKFY4H

Tres años después de publicar ‘Extremely Flammable’, el mismo lapso de tiempo que separó dicho disco de su debut, Fyahbwoy pone en circulación su tercer largo: ‘BL4QKFYAH’, o lo que es lo mismo, Fuego Negro. El álbum destaca por su tremenda riqueza instrumental, con un elenco de productores encabezado por Daddy Cobra (inseparable de Swan desde sus comienzos, encargado también aquí de la grabación), donde encontramos también a MRK, Lowlight, Minor 5 Flat 7, Genís Trani y Positive Vibz Sound. El dancehall predomina en la orientación de los cortes, pero también encontramos ramalazos de new roots, ska, calypso e incluso trap. Si a ello añadimos que Fyahbwoy despliega un abanico de estilos aún más camaleónico que en sus anteriores lanzamientos, nos quedan pocas dudas de que este disco es, en muchos sentidos, el mejor que ha grabado hasta la fecha. Es quizá en el apartado lírico donde más flojo se encuentre, con una línea continuista con respecto a sus anteriores trabajos y con menor carga reivindicativa que otras grabaciones. Pese a todo, como ejercicio de estilo, como demostración de músculo y de talento, ‘BL4QKFY4H’ deja el listón muy alto para el resto de singjays nacionales.

13 cortes componen este álbum, que vamos a proceder a analizar uno por uno.

01. “Al 100%”: El disco arranca a ritmo de dancehall con esta canción que busca un par de objetivos: poner al oyente a mover el cuello desde el minuto cero y proclamar que Swan se mantiene en forma. Es uno de esos cortes en donde se le nota el ramalazo hip hop, ya que no son pocos los MC’s que abren sus discos con egotrips de este tipo con los que poner al oyente en su sitio antes de abordar canciones con mayor profundidad.

02. “Me llaman Fyahbwoy”: El Caribe desembarca con fuerza en los auriculares en cuanto salta este track, con un riddim que te inocula un ritmo venenoso en el cuerpo. Imposible quedarse quietos al escuchar esta canción que invita al baile y el contoneo, con una nueva exhibición de estilo por parte de Swan, y una letra tirando a intrascendente.

03. “1979”: El año que vio nacer a Swan pone nombre a uno de los mejores cortes del álbum, con una instrumental que juguetea con los cambios de ritmo y aporta el puntito ska del álbum. Pese a su dinamismo y aparente ligereza, es una canción intimista donde Swan repasa brevemente algunas de las dificultades a las que se ha enfrentado en la vida.

04. “Pull Up”: Por si alguno se había relajado, aquí llega un nuevo pildorazo de dancehall sin concesiones, con una base rítmica contundente y rimas clavadas al compás. Swan domina el dancehall como pocos (poquísimos) en España, pero al margen de demostración de músculo, tampoco encontramos mucho más condumio en este track.

05. “Hablando de weed”: No podía faltar la canción dedicada a la marihuana, esta vez con un envoltorio roots que la aleja de la beligerancia de la ya mítica “Fuma weed” para aproximarla más al buenrollismo reivindicativo de otra tonada clásica del fumeque en nuestro país: “La yerba del rey”, del segundo álbum de Morodo. Pegadiza, reposada…, el momento ideal de ‘BL4QKFY4H’ para sacar el librillo y el mechero.

06. “General Fyah”: Otro corte para poner a temblar los muebles y a tirar abajo los cuadros de las paredes, todo a golpetazo de bombo y explosión de bajo. La instrumental cobra un tono marcial para hacer justicia al título de la canción, y Swan hace gala de su talento camaleónico, saltando de un flow a otro, de una entonación a otra, sin despeinarse lo más mínimo.

07. “Tanto por ti”: Pildorita de new roots para escribir esta carta de amor al reggae, a la música de buenas vibraciones y letras conscientes que un buen día nació en Jamaica y desde entonces se ha expandido por todo el mundo. Un puntito de autotune en el estribillo para sazonar y listo para servir.

08. “Hijos de la noche”: Épica callejera en estado puro, con nocturnidad y alevosía, dando como resultado uno de los temas más enérgicos, contundentes y aguerridos de la trayectoria de Swan, que desgarra al máximo su voz para incorporarla a esta instrumental que bien podría haber salido de los callejones de Queens para que gente como Capone-N-Noreaga, o como Ghostface, o como Prodigy, escupieran sus barras encima. Brutal.

09. “El Binghi y el Fyah” feat. Morodo: Algo raro tuvo que tener el mes de diciembre del 79, alguna conjunción astral o lo que fuera, ya que fue precisamente en ese mismo año y en ese mismo mes, separados apenas por dos semanas de diferencia, cuando vinieron al mundo Morodo y Fyahbwoy. Y han tenido que pasar 35 años para escucharlos juntos en una canción, este track de roots luminoso que tantas expectativas habrá creado entre sus seguidores. No es un himno, la verdad, como quizá cabría esperar de la unión de los dos pesos pesados del reggae-dancehall nacional, pero la combinación funciona y ambos singjays fluyen con veteranía en sus respectivas estrofas. Quizá si hubiera sido el Morodo de los tiempos del ‘Cosas que contarte’ estaríamos hablando de un clásico.

10. “A Freaky Dem”: Un ejercicio de estilo con el que Swan se marca un vacile construido en base a multitud de referencias cinematográficas, jugando como siempre con el tono de voz, acoplándolo según la expresividad necesaria en cada pasaje. Un corte de acabado dancehall y esencia hip hop.

11. “Dweet Now” feat. Chris Martin: Al igual que para la canción con Morodo, Fyahbwoy se decanta por una instrumental luminosa y buenrollera para la segunda y última colabo vocal del disco. En esta ocasión comparte micrófono con el joven jamaicano Chris Martin, de voz suave y risueña, para transmitir un mensaje que invita al oyente a no posponer sus actos, sus deseos, ya que ese enigmático “dweet” del título es el equivalente a “do it” (hazlo) en la jerga jamaicana.

12. “10 AM”: Por si acaso no hubiera tocado ya palos suficientes a lo largo del disco, Swan pega un nuevo salto estilístico y, de la mano de Lowlight, se marca este corte oscuro y electrónico de trap denso y pegajoso. Y el resultado no solo es de altura, sino que además consigue no perder ni un ápice de su personalidad como singjay, se acerque al estilo que se acerque.

13. “Mañana ya veré”: Despedimos el disco meneando una vez más el esqueleto, al ritmo de este cruce entre dancehall y calypso. Buenas vibraciones para despedir un álbum que, pese a su título y a ciertos momentos de mayor oscuridad y contundencia, resulta por lo general luminoso y muy rico desde el punto de vista instrumental. Cierra los ojos y deja que el acompañamiento del vibráfono te transporte hasta las playas del Caribe.

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