Texto y fotos por @Noglobal (www.noglobalnyc.com)
Chris Rivers defiende con orgullo el testigo de la mayor figura del rap latino de todos los tiempos, Big Pun. Con tan sólo 22 años ya ha recorrido algunos de los escenarios más importantes del país y sigue cabalgando la ola sin descanso.
Nacido y criado en el Bronx, pero amado por los 5 distritos de la Gran Manzana, este cuerpo joven de alma vieja derrocha personalidad por todos los poros de su piel en su particular cruzada por rescatar, en pleno siglo XXI, un sonido y actitud propia de la época dorada del hip hop. Profundo, provocador, terriblemente lúcido y humano. Sin lugar a dudas, un nacimiento premonitorio que nos confirma que la leyenda sigue viva.
SUSTANCIA Y EJEMPLO
HIP HOP LIFE: Chris Rivers está en la casa. ¿cómo te defines a ti mismo?
CHRIS RIVERS: Soy apasionado, siempre intento que la gente se supere y sea feliz y para conseguirlo procuro predicar con el ejemplo. Intento que seamos felices al máximo y lo hago a través de la música, ayudando a mi familia y amigos y, por supuesto, dedicando tiempo al arte.
HHL: ¿Cuál fue tu principal inspiración e influencia cuando empezaste a rapear?
CHR: Empecé a rapear recién salido del instituto, cuando tenía unos 17 años, de eso hace ya 5 años. Algunos artistas como Eminem o Mos Def han sido mi mayor inspiración, gente verdaderamente centrada en el arte. Yo realmente quería ser feliz por encima de todo lo demás, no quería ir a la universidad y conseguir un trabajo de 9 a 5. No porque eso tenga nada de malo, sino porque tenía claro que lo mío era hacer música y fui a por ello. Me dije a mí mismo “voy a perseguir este sueño”. Así que cuando acabé el instituto me puse a ello y la verdad es que está funcionando y eso me hace sentir feliz.
HHL: Sólo tienes 22 años y tus rimas están cargadas de profundidad y significado. Da la sensación de que no tienes mucho que ver con el mensaje mayoritario de la generación trap. ¿Por qué un chaval que viene del corazón del Bronx no conecta con gran parte del hip hop mainstream hoy en día?
CHR: Es una locura, porque los beats e incluso los flows de la música trap pueden ser brutales, pero lo que dicen no tiene sustancia y yo personalmente, necesito sustancia en mi música porque, aparte de ser un artista soy un oyente, ¿sabes lo que te digo? El trap está pegando fuerte porque está dirigido a un gran público al que le gusta salir de fiesta, drogarse…Realmente no están escuchando lo que se dice, simplemente oyen un ritmo y una melodía y fluyen con ese sonido envolvente. A mí, como oyente me gusta sentarme, escuchar lo que la persona está diciendo, analizar la lírica y si lo que dice me hace sentir algo eso es lo que verdaderamente me llega. No conecto demasiado con el trap, ¿sabes? Puede ser que un día, si he salido, estoy en club y estoy en plan lo que sea…pues está guay, pero para mí la música tiene que hacer sentir cosas a la gente. Puede ser también que quieras un disco de trap y decir cosas. Esa podría ser una buena combinación, pero no hay mucho de eso.
CRÉETELO, CRÉETE
HHL: Tus colaboraciones con MC’s veteranos como Vinnie Paz, Styles P o Joel Ortiz dicen mucho de tu actitud y espíritu. ¿Por qué conectas mejor con generaciones mayores?
CHR: Creo que me quieren demasiado, eso también es lo que ocurre (risas) Ahora en serio, yo vengo de abajo y la música que hago de forma natural pertenece a esa época, ellos definitivamente saben apreciar eso, sobre todo en un mundo donde empieza a escasear este tipo de rap y la mayoría está haciendo trap o cosas por el estilo. Ellos sienten un punto de nostalgia cuando me escuchan, me respetan profundamente a nivel personal y, por encima de eso, respetan mi música. Aparecer en un disco con ellos es un auténtico reto, no tiene nada que ver con una colaboración cualquiera donde todo es mucho más previsible. Con ellos tengo una conexión intelectual muy potente, pero al mismo tiempo que trabajar muy duro para estar al mismo nivel en un juego en el que han estado toda la vida. Es un verdadero reto y lo disfruto al máximo.
HHL: Tu padre, Big Pun, ha sido uno de los iconos hip hop más importantes de todos los tiempos. ¿Qué es lo más importante que has aprendido de él y cómo lo proyectas en tu música?
CHR: Mi padre murió cuando yo sólo tenía 6 años, así que he escuchado mucho sobre él. Mi madre me dijo un día, y esto tuvo un efecto muy fuerte en mí, que ella nunca había sido una soñadora, nunca había pensado a lo grande. Sin embargo, mi padre, Big Pun, motivó la inspiración en ella para soñar cada día hasta conseguir lo que ansiaba en la vida y darse cuenta de que cualquier cosa es posible. Ella me transmitió eso.
Mi padre simplemente era un chaval del Bronx que creció en la pobreza y se vio obligado a vender droga en la calle, pero imagínate hasta donde llegó simplemente creyendo en sí mismo. Mi padre siempre decía “yo he crecido así, pero si creo en mí mismo y trabajo duro puedo llegar a donde sea”. Esta es una de las cosas más importantes que he aprendido de él, porque hacer música es como un boleto de lotería donde no hay ninguna garantía de nada, tengo que creer en mí mismo y luchar contra un millón ¡pero lo voy a lograr! Eso es lo que me ha enseñado: a creer en mí mismo.
HHL: Wonderland of Misery y Medicated Consumption son tus principales trabajos. ¿Qué es, en tu opinión, lo más destacable de ambos?
CHR: En mi primer trabajo, en Wonderland of Misery el propio título representa polos opuestos y eso es, precisamente lo que quería expresar, la fotografía completa: lo bueno y lo malo. Por ejemplo, 2 personas pueden tener exactamente la misma vida y una piensa que es horrible y la otra piensa que es perfecta, es una cuestión de perspectiva. De esta forma, a través de la música, pretendo que la gente entienda mi identidad en toda su dimensión, de lo bueno a lo malo, de lo conflictivo a lo positivo. En Medicated Consumption, pretendo dar la gente la dosis que necesita. Yo, por ejemplo, la única droga que consumo es música y la necesito cada día. De alguna manera me dirijo a la gente que no encuentra la música que ama y que podría encontrar en mi creación lo que necesita.
LATINO Y COOL
HHL: El Bronx es el lugar que vio nacer al hip hop hace ya más de 40 años. ¿Cuál ha sido la importancia de la comunidad latina en su génesis y desarrollo hasta nuestros días?
CHR: La comunidad latina ha estado ahí desde siempre, incluso antes del propio nacimiento del hip hop era una comunidad muy notoria y, sin duda, ha tenido un fuerte impacto en esta cultura. Mi padre, por ejemplo, fue el primero rapero latino que consiguió ser disco de platino y definitivamente abrió las puertas para muchos de nosotros. Creo que, a partir de él, muchos latinos sienten que pueden hacerlo, la movida a día de hoy está fuerte. Veo a muchos latinos escupiendo rimas a un nivel altísimo y eso ya es parte de la cultura.
Creo que esto se explica en buena medida porque crecimos como minorías en el hood, siendo parte activa del mismo y por lo tanto el hip hop resuena en nuestras almas y es capaz de narrar nuestra historia como comunidad. Es algo muy grande para nosotros y creo que nuestra contribución ha sido clave.
HHL: ¿Por qué el hip hop latino no termina de explotar en Estados Unidos en términos de mercado?
CHR: Cuando hablamos de hip hop, hay una cierta demografía en este país, no sólo racial sino cultural. ¿Qué le gusta a la gente? Gran parte de los latinos nacidos en Estados Unidos o bien no habla español o bien prefieren otro tipo de música. El reggaeton y las letras en español están dirigidas a un determinado nicho de mercado que, a pesar de ser grande, no es un mercado de masas. Por ejemplo, más de la mitad de mis oyentes no habla español, así que, si yo hiciera ese tipo de música, ellos no la podrían encajar.
Creo que la barrera idiomática es un problema hasta cierto punto porque yo, como latino nacido y criado en Nueva York, me doy cuenta de que las nuevas generaciones no tienen una relación tan marcada con su cultura de origen. Estamos integrados en una nueva cultura juvenil que va mucho más allá de tu origen étnico y para dirigirte a esa nueva cultura juvenil tienes que hacer un determinado tipo de música, que no es probablemente la que se está haciendo ahora mismo. En cualquier caso, yo siempre digo que soy puertorriqueño, nunca he negado mi procedencia o patrimonio cultural. De esta forma, dejo abierta la puerta para que más latinos se puedan convertir en artistas relevantes. Creo que mucha gente dejará de vernos de cierta manera cuando les hagamos creer en nuestro arte y para eso tenemos que hacerlo cool.
HHL: Ya has dejado claro que eres capaz de aportar un mensaje intelectual en tus letras. Da la sensación de que has superado muchas de las barreras de tu entorno para aportar un mensaje de positividad en vez de reproducir el clásico cliché gangsta. ¿Cómo y por qué juegas nuevos roles para cambiar la realidad?
CHR: Ya siendo un niño me di cuenta de que la vida es como es y que todo depende de cómo la tomes y lo que hagas con ella. Si no hubiera cambiado hacia una perspectiva positiva ahora mismo estaría muerto, sufriendo depresión o desaparecido. Definitivamente no el camino en el que me ha puesto la música. Supe, siendo un chaval, que era una decisión que tenía que tomar, y desde entonces he tratado de encarar cada situación en mi día a día con positividad. He visto a colegas morir en las calles, otros han sido encarcelados. Algunos nacieron en un proyecto, vivieron en el proyecto y murieron en el proyecto, nunca vieron nada del mundo, todo su mundo giraba en torno a esos proyectos. Yo necesitaba pedirme más a mí mismo y al mismo tiempo darle mucho más a la gente para hacerles saber que hay todo un mundo ahí fuera. Sabía que me iba a tocar una dura pelea contra las adversidades de la vida. Cada día es una lucha distinta, pero merece la pena.
HHL: ¿Que opinión te merece la crisis racial que está viviendo Estados Unidos en los últimos años?
CHR: Es horrible, deprimente, muy triste…todo esto es absurdo. A fin de cuentas, es como si está cayendo una tormenta y no quieres salir de casa porque temes que te caiga un rayo. Tienes que superar el miedo y no dejar que el miedo te controle, porque eso es precisamente lo que quieren conseguir, quieren que tengas miedo a salir a la calle.
Es especialmente triste que, décadas después de que la esclavitud haya concluido sigan reprimiéndonos y tratándonos como si no fuéramos nada. Siempre le digo a la gente que tenemos que hacer algo al respecto. El problema es que existe una mentalidad colectiva a partir de la cual se instaura un “nosotros contra ellos” en términos de reciprocidad. Imagínate que tengo un primo que quiere ser policía, un chaval joven que quiere ser policía, y de pronto sus padres se oponen radicalmente a ello diciendo que eso no puede ocurrir porque la policía es el enemigo. En mi opinión este planteamiento es completamente erróneo. Creo que es importante que haya más gente nuestra en las fuerzas de seguridad, porque si nuestra gente no está ahí dentro nunca vamos a tener ningún poder. Yo, por ejemplo, si fuera policía nunca le haría eso a mis iguales. El problema es que tienes a todos esos agentes totalmente ajenos a nuestras áreas que no nos comprenden, que nos ven como salvajes, como animales…y si además les das armas y les autorizas a salir impunes de delitos de sangre…Simplemente están preocupados de sí mismos y nos hacen mucho daño en todo ese proceso. No estoy diciendo con esto que todos los policías son malos, claro que no, no me gustan los estereotipos, pero necesitamos que se asuman determinados niveles de respeto y responsabilidad, porque cuando se producen asesinatos como los que hemos visto es cuando se destruye la confianza. Cuando una tragedia así tiene lugar alguien tiene que hacerse responsable. Los policías tienen que reaccionar y salir al frente de la situación. Se supone que están ahí para protegernos, pero lamentablemente siempre que me he cruzado un policía nunca me he sentido protegido, aunque no esté haciendo nada equivocado o ilegal. Siempre que he visto un policía he estado nervioso porque sé que esos hombres pueden hacer lo que quieran conmigo en ese momento con total impunidad. Y eso produce miedo.