NATALIA RAK
«Metáforas»
Texto por Jaime Valero
Fotos por cortesía del artista
Natalia Rak (Polonia, 1986) nos propone un viaje cargado de fantasía, emociones y metáforas a través de sus lienzos y murales. Cada una de sus obras contiene una historia que es preciso desentrañar, mientras se disfruta con sus atrevidas combinaciones de color y con el dinamismo de sus composiciones.
Desde su graduación por la academia de Bellas Artes de Lodz, Natalia ha abordado multitud de disciplinas del diseño hasta que hace unos años, y por mediación del colectivo polaco Etam Cru (del que forma parte Sainer, a quien vimos en estas páginas hace unos meses), comenzó a sumergirse en el mundo del street art. Su estilo está forjado a través de diversas influencias, pero ella misma destaca dos de las más importantes: en primer lugar, la del pintor polaco Jacek Malczewski (1854-1929), de quien ha heredado su gusto por el simbolismo y el retrato.
En segundo lugar, Natalia destaca la influencia del fauvismo, un movimiento pictórico francés que se desarrolló a principios del siglo XX y se caracterizó principalmente por su provocativo uso del color. Y es que los contrastes de color, como podéis comprobar en las imágenes que acompañan a estas líneas, juegan un papel fundamental en las obras de Natalia. Gracias a ellos, la artista consigue potenciar las emociones y las historias que nos cuentan sus personajes; unas emociones que suelen ser positivas, ya que la propia autora busca en ellas el incentivo necesario para seguir siempre adelante y no abandonar nunca su pasión por el arte y la pintura.
En lo que respecta a las temáticas, Natalia siente preferencia por el retrato, así como por la recreación de situaciones cotidianas con un cierto toque surrealista. También son interesantes sus reinterpretaciones de cuentos tradicionales o de mitos como el de Adán y Eva, mostrando así su bagaje en el mundo de la ilustración. Como tantos otros artistas urbanos, combina su trabajo en lienzo (donde suele inclinarse por el óleo) con los murales, en donde los aerosoles conviven con la pintura plástica y los acrílicos. El resultado es un mundo pictórico muy muy muy particular que busca la complicidad del observador para transportarlo a diferentes realidades.