A ti, que me estás leyendo. No sé quién eres, pero sé que hay algo que nos une. Esa certeza ha sido mi esperanza perenne, la que ha determinado el sentido de mi existencia y ha teñido mi cante de una luz verde. Siempre he sido consciente de mi ignorancia, de mi precariedad, y a la vez tremendamente curioso y agradecido con la Realidad. En este viaje que es la vida, con sus estaciones, hay que soltar lastres, pues nada nos pertenece. Lo primero que hay que tirar es el miedo. Por eso cuando me ofrecieron escribir una columna de opinión acepté sin dudarlo: todo lo que necesitas está dentro de ti… Más que opinar, permitidme que os cuente parte de mi historia, por si os puede servir de provecho: Me crié “entre bloques de mi costa y mares de olivos”. No cambiaría mi infancia ni mi vida por nada, a pesar de los problemas o, mejor dicho, gracias a ellos. Mi padre tenía que arreglarse él mismo y se fue. Mi madre quedó sola. Siempre estaba trabajando para sacarnos adelante. Mi hermana y yo pasamos mucho tiempo solos, viendo la tele, jugando… Luego vendría la calle que, para ella, como para muchos en mi dulce pero destructivo pueblo, fue la perdición. Al principio recuerdo que solía decir que no me gustaba la música (seguramente porque lo que había en el mainstream español era muy pobre, como ahora). Pero también recuerdo de muy chico (finales de los 80) quedarme hipnotizado frente a la tele cuando vi a un mulato bailando de miedo rodeado de zombies. Otros recuerdos: hacer mis baterías con tambores de detergente, palillos chinos y otros utensilios; fliparlo con las teclas negras de un teclado Casio; o cantarme a mí mismo mientras lloraba para consolarme cuando tocaba fondo.
Fue precisamente mi hermana la que me enseñó las primeras cintas de rap. En la primera mitad de los 90, en el patio de mi colegio los chicos llevaban un loro enorme al recreo y bailaban. Yo quería hacer eso, y lo hice. Pasamos grandes tardes en las calles y gloriosas noches en discotecas. Entonces, cuando la moda pasó, yo seguí. Solía firmar LONE (solitario) y fui el primer y único b-boy consciente de la cultura tetra-elemental en mi pueblo. Cuando llegó Internet, poco a poco fui destilando las esencias del hip hop y descubrí de dónde venían aquellos maravillosos samples que me erizaban la piel. Eso me llevó al soul, al reggae y todo ello a escribir y cantar. El resto es historia… No sé hacer otra cosa, no tengo otra cosa. Por eso te invito a que hagas tu propio camino. Tienes algo que nadie más tiene. Escucha tu corazón. No pierdas el tiempo intentando parecerte a otro, preocúpate por conocer quién eres realmente. En los días soleados y en los tiempos duros, agárrate a la música pues, verdaderamente es una cura. Todo lo que necesitas está dentro de ti… Keep it original.
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