Crónica del concierto de Magno en la sala Charada

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Texto por David Babativa
Fotos por Álvaro Rueda

No se podía esperar menos de él y de la gente que lo acompaña, al menos en su ámbito. Sí, hablo de Magno y la Chacal Clik, grupo madrileño que se ha ganado el respeto de su público tema tras tema desde sus inicios. El trío, junto con más artistas, dejó la sala Charada patas arriba el pasado sábado 18 de enero, incluyendo cinco coches de policía a la salida y su respectiva bronca con los cops.

De forma similar a la Rugged N Raw II, salvo porque en este concierto se permitía la entrada a mayores de 14, una hora antes de la apertura de puertas, la calle, más que tránsito y coches, era una larga fila de chavales que casi daba la vuelta a la manzana. Great times in da house. Dentro, Magno, DJ Spicher de A13, Are, Lawer, Natos, Waor, Chase, Juancho Marqués y Souldilah calentaban motores en el backstage, mientras afuera la lluvia pasaba desapercibida para el público ansioso, la mayoría chicas. Pero no por mucho tiempo tendría que mojarse la gente, a las 17:30 el garito abrió las puertas y en cuestión de una hora la sala estaba llena y lista para que los MC’s hicieran su trabajo: rapear. El primero en hacerlo fue el a la vez productor Souldilah, acompañado de Crok Big Player y Gangsta Baby. Consiguieron levantar las manos del público, hacerles entrar en calor y dejarlo servido en bandeja de plata para que llegase Are con su nuevo trabajo, ‘Mis alas’, y se comiese la grada a su gusto, usando el mic como un tenedor solo apto para mayores.

No obstante, el plato fuerte era Magno, él era la cabeza del cartel y no podía dejar a nadie indiferente. Entró al escenario acompañado de Lawer en los apoyos y acabó sin camiseta, empapado en sudor y acompañado de todos los artistas citados más arriba, pues con todos tiene alguna colaboración. “Busco la libertad” fue el súmmum auditivo, y es que si la banda correspondió al artista desde el principio, con su nuevo tema la sala tembló. Abajo, las groupies no daban de la emoción, la primera fila acabó sin camiseta, en sujetador y con las gargantas resentidas de la euforia.

Tras casi dos horas de bolo, llegó el turno de desalojar la sala. La calle esta vez resaltaba por la exagerada presencia de luces azules y por la aplastante actitud inapropiada de los cops, quienes en lugar de dar ejemplo, fueron clara muestra de soberbia, agresividad y arrogancia. Natos casi se va detenido sin motivos al resaltarle a un policía que no estaban haciendo nada malo, mientras que ellos con sus faltas de respeto sí. Aparte del tira y afloja entre policías y chavales, la tarde cumplió las expectativas de todos. Artistas y público se fueron contentos y, como siempre, cada uno por su lado. Veremos qué más nos depara este 2014…

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