Ha trabajado en series de televisión y escrito guiones para programas de TVE. Sus reportajes y entrevistas han aparecido en revistas tan prestigiosas como Esquire, National Geographic, Lonely Planet, Rolling Stone…y nosotros, Hip Hop Life, con quien colaboró en nuestros primeros días.
Actualmente también colabora en programas de Cadena SER y Catalunya Ràdio. Ahora, el periodista David Moreu, nos presenta el magnífico, interesante y revelador libro “Un aplauso para el astronauta” (Sílex Ediciones), una recopilación de 80 conversaciones originales con personajes célebres, y otros de culto, vinculados al mundo del hip hop, el soul, el blues, el funk…
Texto por MC Alberto. Fotos por David Moreu / archivo.
TRAVESÍA MUSICAL
HIP HOP LIFE: David, eres todo un periodista especializado en cultura musical que has recorrido medio planeta, y ahora desempolvas tu archivo para ofrecernos esta magna obra. ¿Qué nos podemos encontrar en el libro?
DAVID MOREU: Desde el principio me lo planteé como un viaje en el tiempo en busca de los orígenes de la contracultura y de la influencia que han tenido los pioneros del surf, del arte y del rock & roll en las generaciones posteriores. Utilizo la etiqueta de “rock & roll” para referirme a una manera de entender la música que empezó con el blues y que ha llegado hasta la actualidad con el hip hop, pasando por el jazz, el soul, el funk, la psicodelia y el rock alternativo.
Estas 80 conversaciones pueden leerse de manera individual, pero cuando terminas el libro te das cuenta de que forman un conjunto y que existen muchas conexiones entre los personajes. Por este motivo me gusta verlo como un relato oral en el que aparecen amistades improbables, relaciones de maestro-aprendiz y anécdotas compartidas que le dan un carácter de novela.
HHL: ¿Qué ha significado para ti este último libro, a diferencia del anterior con el que nos sorprendiste gratamente en 2014 “From Whisper To a Scream (Una historia oral de la música soul)” (66 RPM Edicions)?
DM: Son como las dos caras de una misma moneda, aunque entre ambos haya seis años de separación y muchos kilómetros recorridos. “From a Whisper to a Scream” fue un libro iniciático en el que hablaba de la relación que existió entre la música soul y el movimiento por los derechos civiles. Lo escribí al mismo tiempo que me sumergía en esa historia tan apasionante y, previamente, ya había rodado un corto documental sobre el mismo tema.
El libro fue una continuación lógica. Puede que todavía sea demasiado pronto para saber qué significado tiene “Un aplauso para el astronauta”, pero creo que es una locura adorable por su enorme extensión y un salto hacia delante como periodista por todos los temas que abarca bajo el paraguas de la contracultura. Por primera vez me he atrevido a reflejar ideas muy personales y a hablar de la necesidad de un cambio en la sociedad. No podía imaginar que la pandemia me cogería en plena escritura y que muchas de las cosas que se hablan en el libro ahora cobran un significado nuevo.
SURFEANDO POR EL CIELO
HHL: ¿A qué se debe la elección del título “Un aplauso para el astronauta”?
DM: El título apareció justo antes que la idea del libro y me inspiró a bucear en las grabaciones originales de mis entrevistas para dar forma al proyecto. Un día de verano paseaba por la playa de Barcelona y había una banda de rock tocando frente a la terraza de un bar. Entonces apareció la comitiva de una despedida de soltero y el afortunado que se casaba, que iba disfrazado de astronauta, se puso a bailar entre los músicos y les arruinó la actuación.
El cantante se lo tomó con paciencia y pidió un aplauso para el astronauta. ¡Fue un momento surrealista! Aquella frase se me quedó grabada en la memoria y me hizo pensar que, realmente, no había tanta diferencia entre los pioneros de la música y los primeros astronautas, porque ambos habían llegado a lugares “desconocidos” sin la influencia de nadie. Ese fue el germen del libro.
HHL: ¿Cuántos años de entrevistas y lugares se recopilan en estas casi 800 páginas y cómo has hecho la selección?
DM: Las conversaciones que forman parte de este libro son el resultado de 15 años de trabajo y nunca pensé que acabarían formando parte de una recopilación. ¡No habría sabido por dónde empezar! Con el paso del tiempo me di cuenta de que todas tienen un hilo narrativo en común, la contracultura, y que, como periodista, había conseguido plasmar mis intereses personales en cada una de ellas.. La primera entrevista que hice como periodista y que, curiosamente, es la primera que aparece en el libro, fue con el guionista de Hollywood Peter Viertel en 2005. Y la última fue con el músico Álvaro Guzmán en abril de 2020, durante el confinamiento.
HHL: ¿Alguna anécdota a destacar entre tantos encuentros de alto nivel?
DM: Las mejores anécdotas sucedieron con las conversaciones que tuvieron lugar cara a cara. Por ejemplo, conocer a B.B. King durante la inauguración de su museo en el pueblo de Indianola (Mississippi) en 2008. Estar con Roger Lewis de la Dirty Dozen Brass Band en el backstage antes de su concierto en el Jazz Fest de Nueva Orleans en 2013. Coincidir con George Klein, el mejor amigo de Elvis Presley, en Graceland durante la celebración del 75 aniversario del Rey del Rock en 2009.
Conversar con el bluesman Charlie Musselwhite en un hotel del barrio del Raval de Barcelona antes de su concierto en el Jamboree en 2017. Que el guitarrista Jorge Santana me hiciera de guía por San Francisco en 2019. Compartir sofá con Amp Fiddler antes de su concierto en el Marula de Barcelona en 2017. Aunque la más curiosa fue estar en el backstage con DMC y todo su séquito antes de una actuación en Terrassa, cerca de Barcelona, en 2009.
ESENCIA HIP HOP
HHL: Sin duda un episodio revelador es el que dedicas a la extraordinaria conversación que mantienes con Darryl “DMC” McDaniels de Run DMC, donde hace un recorrido por toda su vida y trayectoria artística, hablando de los orígenes del hip hop, las Adidas y su forma de vestir, su predilección por el rock…
DM: Darryl McDaniels encaja perfectamente en la categoría de pionero que tanto me gusta reivindicar porque estuvo en los inicios del movimiento del hip hop en Nueva York y aprendió directamente de los artistas que entonces empezaban a actuar en parques y sótanos con la única ayuda de un disc-jockey. Es muy interesante porque afirma que los primeros artistas de hip hop cambiaron de estilo y de estética cuando grabaron sus discos porque sentían que estaban entrando en el mundo del espectáculo.
En cambio, Run-DMC se mantuvieron fieles a la estética callejera y no cambiaron. Por eso fueron iconos. Y la anécdota de cómo su canción “My Adidas” consiguió que esta famosa marca deportiva los fichara ya forma parte de la historia de la cultura popular. Además, Run-DMC es el primer vínculo entre el hip hop y el rock.
HHL: La de DMC es una charla instructiva en el sentido más pedagógico de la palabra, seria a la par que divertida, como su excelente relación con Beastie Boys o Public Enemy…
DM: En esta conversación queda claro que entonces no había ninguna competitividad con las demás bandas de hip hop de Nueva York y que todos sus miembros eran buenos amigos. La historia de Run-DMC, de los Beastie Boys y de Public Enemy se remonta a los días de la discográfica Def Jam que montaron Rick Rubin y Russell Simmons a mediados de la década de los 80.
Un blanco y un negro que unieron su pasión por el rock, el punk y el hip hop para crear un sonido nuevo y revolucionario. Más o menos lo que sucedió a finales de la década de los 60 con el sello Stax Records comandado por Jim Stewart y Al Bell, que fue uno de los pilares del soul. Me encanta ver este tipo de paralelismos en la cultura popular.
HHL: Personalmente, ¿qué artistas o grupos de hip hop te gustan, has escuchado o escuchas, y que es para ti el hip hop?
DM: Para mí el hip hop es la evolución natural de la música soul de la década de los 60 y del funk de los años 70. Además, a la vertiente musical debemos sumarle la vertiente social porque el movimiento por los derechos civiles dio paso al Black Power y los artistas de hip hop fueron los encargados de acercarlo a las nuevas generaciones con sus beats, sus samples de canciones antiguas y sus rimas incendiarias.
El hip hop es el ejemplo perfecto de una música que ha mirado hacia el pasado para reinventar el presente y avanzar hacia el futuro. Los grupos que más me gustan son los que formaban parte del colectivo Native Tongues, como Jungle Brothers, De La Soul y A Tribe Called Quest. Me encanta la manera que tienen de incluir el jazz en sus canciones y su actitud reivindicativa. ¡Para muchos eran como los hippies del rap!
REGRESO AL FUTURO
HHL: Muy sugestiva la conversación con Thundercat, que ha trabajado con Kendrick Lamar, Wiz Khalifa, Pharrell Williams o Mac Miller, y está muy vinculado con el movimiento Black Lives Matter…
DM: Thundercat forma parte de una nueva oleada de artistas afroamericanos que han sabido compaginar sus carreras como solistas con sus carreras como músicos de sesión al lado de grandes estrellas. Es fascinante ver los caminos tan arriesgados que toman sus álbumes en solitario y su versatilidad al tocar con Kendrick Lamar, Erykah Badu o el grupo de punk Suicidal Tendencies. Además, nunca han escondido su activismo social y su música se ha convertido en la banda sonora de esta época tan marcada por el movimiento Black Lives Matter.
Puede que el álbum To Pimp a Butterfly de Kendrick Lamar, donde Thundercat participa de manera destacada, sea el equivalente actual del What’s Going On de Marvin Gaye editado en 1971. Otra vez la música y la cultura funcionan en ciclos generacionales que nos permiten mirar atrás para avanzar.
HHL: Sin duda, con Kamasi Washington queda claro que el jazz sigue vigente hoy en día…
DM: La suya es una historia de superación personal y de cómo la música puede convertirse en una alternativa para salir de un barrio conflictivo cuando todo indicaba lo contrario. Desde hace varias décadas el jazz parece estar envuelto en un halo de intelectualidad y se ha alejado del público más joven. Pero gracias a gente como Kamasi Washington y Jason Moran, que también aparece en el libro, este género centenario ha roto todos los tabús que llevaba asociados para llegar a las nuevas generaciones.
Ambos artistas no dudan en reivindicar sus raíces, pero tampoco tienen miedo de mezclarlo con todas las influencias imaginables, ya sea funk cósmico, soul explosivo, pop art o skate. El disco Epic de Kamasi Washington me parece una obra maestra que seguramente tendrá el estatus de leyenda en unos años.
HHL: Thomas Brenneck guitarrista que ha producido proyectos de Jay-Z o Beyoncé, es muy curioso cómo te cuenta que, a través de Jimi Hendrix, conoció artistas de soul, mientras sus amigos lo hacían a través de samples de hip hop…
DM: Además de exitoso productor, Thomas Brenneck es el líder de la Menahan Street Band, que graba para el sello Daptone Records, y se ha convertido en uno de los guitarristas más aclamados de la escena del soul y del funk actuales. Me gustó mucho cuando me dijo que descubrió el soul al darse cuenta de que Jimi Hendrix había tocado con grandes leyendas de este género antes de hacerse famoso.
Para él fue como emprender un viaje en el tiempo y me sentí muy identificado con su historia porque a mí también me sucedió algo parecido con el guitarrista Duane Allman, que grabó con Wilson Pickett y muchos más. Y me parece asombrosa la historia de cómo Thomas montó su estudio de grabación en Nueva York gracias a los derechos de autor que le pagaron por un sample que Jay-Z hizo de un tema de la Menahan Street Band.
SAMPLES CON ALMA
HHL: Con James Alexander de The Bar-Kays mantienes una charla que abarca su carrera desde sus orígenes y el mítico sonido soul y funk de Stax Records…
DM: James Alexander es historia viva del soul y del funk porque fue uno de los protagonistas destacados de la época dorada de Stax Records a mediados de la década de los 60 como miembro de The Bar-Kays y se convirtió en una estrella en los años 70, codeándose con bandas tan revolucionarias como Parliament, Funkadelic y Sly & The Family Stone.
Hablar con él significa conocer de primera mano la historia de la segregación racial en Memphis, del movimiento por los derechos civiles y de cómo los músicos contribuyeron a romper muchos tabúes sociales con sus canciones. Además, estuvo de gira con Otis Redding y tuvo la suerte de no viajar en su avión el día del accidente que acabó con la vida de la estrella.
HHL: Muy interesantes también Dennis Coffey, artista legendario de Motown, y Amp Fiddler que en Parlamient y Funkadelic dejó una huella imborrable, e incluso mostró a J Dilla a manejar la caja de ritmos…
DM: Las conversaciones con Dennis Coffey y Amp Fiddler nos llevan a la ciudad norteamericana de Detroit y nos adentran en su asombrosa escena musical. Dennis Coffey como guitarrista de sesión de Motown y miembro de los legendarios Funk Brothers durante los años 60 y 70. Amp Fiddler como teclista de sesión para diversas bandas en la década de los 80, entre las que destaca Parliament-Funkadelic con George Clinton al frente.
Ambos hablan en profundidad sobre el papel de los músicos de acompañamiento y su importancia a la hora de hacer realidad los sueños sonoros de las grandes estrellas. Además, en ambas conversaciones planea la sombra de la apropiación musical en base a los samples del hip hop. Un tema apasionante que se ve de manera distinta según la generación.
HHL: También has estado con la gran estrella de las películas de la Blaxploitation, Pam Grier, donde además de vincular el cine con el soul y el funk, reconoce ser una geek y nerd…
DM: Es una de mis actrices favoritas y siempre me encantó que volviera a estar en lo más alto gracias a la película “Jackie Brown” de Quentin Tarantino. Fue asombroso hablar con ella en el Festival de Cine de Sitges de 2018 sobre el fenómeno del cine Blaxploitation, su vinculación con el movimiento del Black Power y la influencia que sus papeles tuvieron en la lucha por la igualdad de las mujeres en los años 70.
Al final de la conversación reconoce que es una geek y una nerd porque le encantan los cómics y tiene una enorme colección. Sin olvidar que protagonizó la adaptación de la tira cómica “Friday Foster”, dibujada por el barcelonés Jordi Longarón. Me habría encantado tener más tiempo para charlar de música con ella.
LOS CAMINOS DEL BLUES
HHL: Fascinante y emotivo todo lo que te cuenta el gran rey del blues B.B. King…
DM: Pocas cosas quedan por decir del legendario B.B. King, uno de los guitarristas de blues más famosos de todos los tiempos. Es uno de aquellos artistas que han trascendido su fama para convertirse en iconos, algo al alcance de muy pocos. Me gusta mucho que esta conversación aparezca en el libro porque su historia nos lleva a esa época en la que los afroamericanos del sur de los Estados Unidos todavía se dedicaban al cultivo del algodón en plantaciones y vieron nacer el blues.
B.B. King estuvo allí, aprendió de los pioneros en un contexto de segregación racial y contribuyó al cambio social con su música. Lo curioso es que no guarda rencor por aquella época y dice que cambiaría muy pocas cosas de su vida… entre ellas, que no se casaría hasta pasados los cuarenta. Me sorprendió su sentido del humor y su naturalidad.
HHL: Llama la atención la gran espiritualidad que transmite Ben Harper…
DM: La conversación con Ben Harper es una de las más especiales que he tenido la oportunidad de hacer como periodista porque me desmontó todos los estereotipos relacionados con las grandes estrellas. La charla fue por teléfono en 2014, justo cuando presentaba el fabuloso álbum “Get Up” que grabó con el bluesman Charlie Musselwhite.
Recuerdo que hablamos sobre la influencia musical de su familia, su pasión por la guitarra slide, la influencia de Motown y, cuando le pregunté por su colaboración con los Blind Boys Of Alabama, me contó su visión espiritual de la música y del skate, que resulta inseparable de la vida. Creo que Ben Harper es uno de los grandes referentes musicales de finales del siglo XX y el tiempo lo pondrá a la altura de los clásicos. En los últimos años ha grabado discos espectaculares de folk y blues.
DEL UNDERGROUND AL MAINSTREAM
HHL: ¿Es una sensación personal, o el libro transpira un tanto a valores y tendencias sociales en sus orígenes contraculturales, ese término acuñado por el historiador Theodore Roszak en 1968?
DM: La contracultura se ha vinculado, tradicionalmente, a los hippies y a las protestas pacíficas que tuvieron lugar en los años 60. A mí me gusta observarla desde una óptica más amplia, como la necesidad de desmarcarse de las normas establecidas en varios ámbitos de la sociedad y de la cultura. Para mí significa la necesidad de cuestionarse las cosas, no dar nada por sentado y encontrar alternativas a lo establecido. Puede ser una manifestación de carácter político, pero también una reivindicación desde la literatura, el cine o la música. Desmarcarse de la norma para encontrar un nuevo camino.
Creo que lo interesante de las modas es que la mayoría parten de lo underground y de la voluntad de unos pocos de romper las reglas, hasta que el sistema y el mercado la acaban incorporando y comercializando. Eso es lo que me gusta contar como periodista, el viaje de la cultura desde lo minoritario hasta lo masivo.
HHL: ¿Qué relación establecerías tú como nexo de unión entre las 80 personas con las que mantienes conversaciones en el libro?
DM: Tienen en común la voluntad de experimentar, de crear cosas nuevas y de vivir intensamente. Por un lado, encontramos a los pioneros que crearon modas como el arte, el surf y el rock de la nada y sin tener referentes. Y, por otro lado, tenemos a los jóvenes que han heredado esas experiencias, las han hecho suyas y se han dedicado a evolucionarlas. Por cada círculo que se cierra generacionalmente, se abre uno de nuevo. Y lo que más me gusta es el respeto que existe hacia los veteranos, que muchas veces son vistos como mentores (sobre todo en el jazz y el surf).
Una de las cosas que he querido reflejar en el libro son los vínculos, la admiración, la amistad y las referencias que existen entre pioneros y jóvenes. Como dice Ben Jaffe de la Preservation Hall Jazz Band, al andar es necesario mantener un pie en el pasado, vivir en el presente y mirar hacia el futuro. Eso significa conocer los que estuvieron antes, aprender de ellos y crear nuestro propio camino. Este es el tema principal del libro.
HHL: Leyendo el libro se percibe mucho amor en diferentes aspectos, tanto a las personas como al arte en general y a la música en particular…
DM: Nunca lo había mirado de este modo, pero puede que tengas razón y el libro sea como una carta de amor. La afición al arte apareció gracias a mi abuelo, que era pintor amateur. Supongo que eso me abrió los ojos a apreciar la pintura siendo muy pequeño y luego llegaron los cómics, Van Gogh y Gaugin, las portadas de discos y los pósteres de películas y conciertos.
La pasión por el rock & roll surgió en la adolescencia compartiendo cintas de casete con mis amigos y nunca ha desaparecido. Curiosamente, siempre me ha llamado más la atención lo que se hizo en los años 60 y 70 que en la actualidad. Y el surf llegó mucho más tarde, sobre todo porque me interesaban los documentales y las leyendas vinculadas a este deporte. Lo que más me gusta es que me cuenten historias, por este motivo me he dedicado al periodismo cultural.
VERANO INTERMINABLE
HHL: El prólogo está escrito por el músico Jack Bessant de Reef, y la imagen de la cubierta “The Big Wave”, es obra de John Van Hamersveid, que ha diseñado portadas de discos para The Beatles, los Rolling Stones, Jimmy McGriff… ¿cuéntanos cómo surgió la propuesta de incluirlos a ambos?
DM: Siempre tuve claro que quería que Jack Bessant escribiera el prólogo. Nos conocimos hace un par de años en Bristol, cuando actuaba en solitario, y nos hicimos buenos amigos. Me encanta su manera despreocupada de ver la vida y de convertir la música en un acto comunitario. Su disco, “Lucky Mountain” ha sido la banda sonora de mis días de confinamiento y de escritura. Además, él engloba los tres temas centrales del libro porque practica surf, es músico de rock y le encanta dibujar en sus ratos libres.
Por lo que respecta a la portada, le pedí a John Van Hamersveld si quería colaborar porque aparece como uno de los protagonistas. Su conversación es una de las más asombrosas del libro tanto por su historia como por las reflexiones que hace sobre la cultura. Es un honor que el creador del póster de “The Endless Summer” de 1966 haya hecho la imagen de la portada de “Un aplauso para el astronauta”.
HHL: ¿Qué mensaje o idea quieres que llegue al lector al haber terminado el libro?
DM: No creo que sea un libro para aprender, sino para disfrutar con unas historias de personajes asombrosos contadas por los propios protagonistas. Mi objetivo al escribir es que el lector se sienta como el tercer invitado a las conversaciones. También me gusta pensar que la realidad sigue siendo más sorprendente que la ficción y en este libro hay anécdotas vinculadas al surf, al arte y a la música, sobre todo afroamericana, que parecen salidas de la imaginación de un novelista… con la única diferencia que son completamente reales.
Y si de estas conversaciones se sacan ideas o reflexiones para ver el mundo de una manera más creativa o sostenible, entonces habrá tenido un sentido especial. Creo que las historias pueden cambiar las cosas y me siento afortunado de haber podido contar las que aparecen recopiladas en este libro.
HHL: ¿Cuál es el próximo viaje que emprenderás para contarnos más grandes historias?
DM: De momento estoy disfrutando con la promoción del libro y todavía no me he planteado el próximo proyecto. Lo que tengo claro es que me gustaría seguir recorriendo los apasionantes caminos de la música afroamericana, sobre todo del blues, y poder hablar con más protagonistas que vivieron aquella época en la que los hippies de California se dejaron arrastrar por los sonidos negros del Mississippi.
Me encanta ese cruce de caminos culturales y todas las cosas que se vivieron en aquellos años de guerras imperialistas, revoluciones sociales, marchas pacíficas y drogas psicodélicas. No se trata de nostalgia, sino de una enorme curiosidad por algo que seguramente jamás se repetirá del mismo modo.