José Félix Valdivieso. “Código de un planeta»

 José Félix Valdivieso nació en Bruselas, se gradúo en Estudios de Asia Oriental por la UAM y en Derecho por la UCM. También es Executive MBA de IE Business School y ha viajado por el mundo en busca de todas las lenguas, desde el griego antiguo y moderno, al ruso, chino, japonés.

AhoraValdivieso ha querido descifrar el lenguaje de la calle con “Grafitis por el mundo” (Ed. Cuadernos del Laberinto), un libro donde, a través del arte urbano, se narra magistralmente cómo todo ser humano es irrepetible y efímero a la vez.

Texto por MC Alberto. Fotos cortesía de José Félix Valdivieso.                  

EL RITMO DE LA LIBERTAD

HIP HOP LIFE: Un placer entrevistarte y enhorabuena por un libro editado en versión bilingüe y que ha sido distinguido con el I Premio Internacional Cuaderno del Laberinto de Pensamiento 2020. ¿Por qué ese interés en el graffiti?

JOSÉ FÉLIX VALDIVIESO: Decía el filósofo chino Mencio (孟子 Menzi 372–289 a. C) que es mejor no tener libros, que creer completamente en ellos.” Lo cito porque me interesa el conocimiento en general, todo lo que está detrás de la manifestación de algo. Y hay dos fuentes de conocimiento: los libros y la calle.

Los grafitis son una manifestación del conocimiento de la calle, los libros, del saber en general. Pero los libros sin calle, no funcionan. A la biblioteca hay que darle un poco de ritmo urbano, para tener un conocimiento completo y equilibrado de las cosas. Si hay algo que nos ha quitado esta pandemia, es precisamente la calle.

En la calle pasan cosas, entre otras, que los grafitis nos preguntan, nos cuestionan, pero como no podemos estar completamente en las calles, nos interrogamos menos, nos pasan menos cosas, estamos sabiendo menos. Es por esto que me gusta tanto el grafiti de Pastron#7, que aparece aquí. La calle se eleva por encima de la ciudad, como metáfora de la vida que le da a la ciudad, que sin calles, no es nadie. Para más inri, recordemos que, en 1779, Juan Hidalgo recogía en su Vocabulario de Germanía la palabra calle, como sinónima de libertad.

HHL: Eres presidente de IE China Center de IE University, lo que te posibilita viajar constantemente. ¿Esos viajes de trabajote  han ayudado a la creación de esta publicación?

JFV: Sin duda. Mi trabajo en IE University me ha permitido viajar por los 5 continentes. Me han faltado la mítica Atlántida, y ese nuevo continente Zeolandia, que lucha porque se le reconozca como tal, aunque el 95% del mismo esté bajo las aguas de los océanos.

Creo que uno de los atractivos del libro es que haya historias de muy diversos países, como “Operación Diversión”, que cuenta entre otras cosas los entresijos de cómo se mandó un ornitorrinco a Australia, en plena II Guerra Mundial, a petición insistente de Churchill.

 

FEAR OF A GRAFITI PLANET

HHL: Y en esos periplos recorriendo los 5 continentes, ¿has podido comprobar similitudes y diferencias entre graffitis de diferentes zonas? ¿Lo personalizan en cada lugar o hay rasgos afines?

JFV: Creo que lo más afín, es que el grafiti es un fenómeno planetario per se, de pocas cosas se puede decir lo mismo.  Incluso allí donde están prohibidos los grafitis, tienen que lidiar con ellos. Ese carácter planetario se refleja, por ejemplo, en la historia “Oquedad vs tetas grandes”, en la que unos grafiteros se plantean una cruzada universal contra lo fake. A lo mejor asistiremos a un paso de la ficción a la realidad, y veremos cruzadas así. En cuanto a los mensajes, diría que cada zona, o país, está preocupada por lo que en ese sitio más calienta. De modo que sí hay una localización, o adaptación, del mensaje a la geografía, aparte de que haya mensajes que se compartan.

Por lo que respecta a los estilos, precisamente porque el grafiti se ha convertido en un fenómeno universal, podemos encontrar estilos de grafiti en todos los países, independientemente de dónde hayan nacido. Así, el Wild Style, originario del Bronx, lo practican en España Sher o Ysen, como recoge el muy recomendable blog de grafitis El rincón de las boquillas.

HHL: Relatas que te llama mucho la atención el estoicismo de los escritores de graffiti…

JFV: Lo digo por dos cosas. La primera es que los grafiteros tienen una especie de impulso irrefrenable de salir a pintar la ciudad. Y realmente, la mayoría lo hace sin que haya ningún comercio con su obra, que les beneficie. Pero ellos, continúan imperturbables con su actividad, al igual que los estoicos aceptaban imperturbables los avatares de la vida. Y lo segundo, es que coincidentemente la palabra estoicismo viene del lugar, Poikilé Stoa (Pórtico Pintado en griego —ἡ ποικίλη στοά), donde el fundador de esa corriente de pensamiento, Zenón de Citio, acostumbraba a enseñar por el 300 a. C.

HHL: Actualmente podemos ver exposiciones de grafitis en museos, además incluso con apoyo institucional, pero todavía hay mucha controversia en torno al grafiti, el arte urbano y el espacio público. Aun así, el grafiti está muy penalizado por la ley, y resulta paradójicamente llamativo que cada vez haya más eventos, festivales…

 JFV: Me parece lógico que exista esta tensión entre expresión y espacio público. Al fin y al cabo los grafiteros están apropiándose de espacios que son comunes a todos, al mismo tiempo que la sociedad aprovecha su pulsión estética y expresiva. En esa tensión creo que se están logrando espacios de entendimiento.

PREÁMBULO URBANO DE HONOR

HHL: “Grafitis del mundo” está compuesto por 50 historias…

JFV: Si el arte sirve para algo, es para inspirarnos o sugerirnos otras cosas. Así que lo que hice fue inspirarme en grafitis, que recogí durante el año 2015 en más de 20 ciudades del mundo, y conté la historia que cada uno me sugería. Este tipo de écfrasis, que se ha hecho mucho con la pintura más formal, no se ha hecho, o se ha hecho muy poco, con el arte urbano.

HHL: La edición es muy original en cuanto al formato, denota también estar tratada con mucho mimo. ¿Cómo has hecho la criba para la selección de artistas y obras?

 JFV: En el libro hay 50 grafitis con sus 50 historias, pero hice muchas más, unas ochenta y tantas. Al seleccionarlas, hice un balance de las mejores imágenes con las mejores historias. Si lo volviera a hacer, creo que lo haría de forma diferente, porque de alguna manera primé más la historia, que el grafiti. Con “primé más”, quiero decir que me gustaba más cómo me había quedado determinada historia, aunque otro grafiti descartado, tuviera una imagen mejor. Por ejemplo, no incluí ningún grafiti de trenes. Pero de todo se aprende.

 HHL: El prólogo es obra de Pastron#7 que nos expone una muy interesante inclusión en una breve historia del hip hop en general y del grafiti en particular, explicando algunos conceptos previos muy útiles para poner en situación al lector, algo que viene muy bien para que cualquier neófito lector adherido recientemente a la causa, o incluso ajeno. ¿Cómo surge esa colaboración con él?

 JFV: A Pastron#7 no lo conocía. Me lo presentó el crew grafitero Boa Mistura, con el que yo había colaborado en el proyecto “Versos al paso”, poniendo dos versos míos en dos pasos de peatones de Madrid. Desde entonces, hemos entablado una relación estupenda. “No hay quien dé con su destino”, era una de las frases con las que contribuí a ese proyecto, que todavía está en la calle Bravo Murillo, 85b (Madrid, n.d.r) Efectivamente, nunca se sabe a dónde nos lleva la marea del destino. ¡Nunca pensé que acabaría tomando cervezas con un grafitero!

WHERE THE STREETS HAVE NO NAME

HHL: Reafirmas en tu libro el graffiti con el término de “Mono no aware”, un concepto básico de las artes japonesas, sobre todo de la literatura, que se traduce como sensibilidad, o empatía, y también con la transitoriedad de las cosas, ese poder conmovedor de las cosas perecederas y efímeras…

 JFV: En la historia “Nada” del libro, cuyo grafiti es un no grafiti, porque es la foto en Tokio de una pared en la que se ha borrado un grafiti, el personaje de Ayako dice: “-Mono no aware(物の哀れ)– añade Ayako, despidiéndose. No hay nada triste en las cosas. Sólo la mirada es triste –puntualiza, intentando explicarse.”

Nunca más he vuelto a ver a Ayako, pero recuerdo constantemente esas últimas palabrasMono no aware, que expresan tan concisa y precisamente en japonés, el sentimiento de la efímera naturaleza de las cosas, y de que las cosas son bellas precisamente porque son frágiles y efímeras, pues si fueran fuertes y eternas, simplemente no nos conmoverían. Imagino que Ayako estará diciendo en algún sitio que, para mirar sin tristeza, es sólo cuestión de cambiarle el tono a la mirada, pues hasta la nada tiene algo.

HHL: Sin duda una reflexión muy interesante y enriquecedora…. La ciudad habla de quiénes y cómo somos, ¿todo lo que hay en un muro tiene algo que decir, expresa algo?

JFV: Desde luego que expresa algo. Otra cosa es que nos guste lo que dice, o que aparte del mensaje, nos guste cómo el mensajero ha empaquetado ese mensaje.

HHL: ¿Qué diferencias crees tú existen entre el grafiti, un mural y al arte urbano?

JFV: Los grafiteros de pura cepa, como Pastron#7 and Co. dicen que grafiti es poner tu firma en la ciudad, a la que dejas marcada con tu ego, con tu vanidad. Yo optaría por una fórmula más laxa, en la que no distinguiría el grafiti del mural, y los englobaría a todos como diferentes formas de arte urbano.

HHL: A finales del siglo XX empiezan a aparecer los stencils, con Bansky en Londres o Dr. Hofmann en Madrid. ¿Cambia esto la manera de expresarse en las paredes?

JFV: Creo que lo que introduce es una manera sumamente estética y provocativa de llamar la atención, que es el fin primordial de todo arte. Sin duda, ha enriquecido las formas de expresión del arte urbano, por cómo se expresa en sí con los stencils, y también por cómo remueve las entrañas de las demás formas de arte urbano.

 

EXPRESS YOURSELF

HHL: Tras toda nuestra conversación, se podría afirmar que, tal y como dice el filósofo y sociólogo francés Jean Baudrillard, ¿“los grafitis son tatuajes de la ciudad que forman parte de una escenografía mutante”?

JFV: Entiendo que los grafitis son gritos en la ciudad en protesta por determinadas cosas. Al final de su famoso artículo de los años setenta “Kool Killer o la insurrección por los signos”, Baudrillard señala que una de las formas de interpretar o salvar a los grafitis es en términos de reivindicación de identidad y libertad personales, pues los grafitis responden contra el sentimiento de frustración y anonimato de las grandes ciudades.

De ahí tanto Aquí estoy, Yo existo, María estuvo aquí, y tantos otros tags que podemos ver en las calles. Como decía Mitzi Cunliffe, también citada por Baudrillard, los grafitis responden a un Indestructable survival of the individual in an inhuman environment.  

HHL: ¿Qué mensaje quieres que llegue al lector al haber terminado el libro?

JFV: Me gustaría que se quedara con la idea de que las artes, aparte de entretener, están llenas de historias y saber, que hacen la vida más llevadera. El grafiti, el arte de la calle por excelencia, nos ayuda a conocerla mejor. Y calle, como decía, es libertad.

HHL: ¿Tienes novedades editoriales a la vista?

JFV: Sí, publicaré un libro de poesía “Grito de amor” con Cuadernos del Laberinto. Por otra parte, estoy acabando el libro “China para los nuevos bárbaros”, porque creo que, dado el peso de China en la economía mundial, se deben conocer muchas más cosas de su cultura, del mismo modo que se conocen de la cultura americana.

HHL: Y para finalizar, ¿te gustaría añadir algo…?

JFV: Sí, justo antes de la pandemia, en marzo de 2020, publiqué un libro de poesía La Geografía del erizo, que incluía este breve poema llamado “El Mundo”:

Cuando piensas en lo que pudo ser,

cuando piensas en lo que ha sido,

cuando piensas en lo que es,

el mundo es una espina.

¡Arráncatela!

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