La cara conocida de Diego “Nikone” García está de enhorabuena. A sus 22 años y con el biribibae por bandera lanza al mercado Onirikone, un LP nacido de experiencias personales y buenas vibraciones que supone un paso de gigante en su carrera.
Por Alberto Godoy. Fotos archivo
SOÑAR NO ES TODO
Viene de colgar el cuarto cartel de ‘sold out’ en Madrid en poco más de un año. Tiene videoclips que superan los 10.000.000 de reproducciones en YouTube y acaba de publicar su primer LP de la mano de Sony Music. Sin embargo, para Nikone el techo está aún muy lejos. “No me planteo limitarme, mi objetivo es aprender constantemente y si me pusiera un límite dejaría de hacerlo”.
Acuérdense de portadas como la de Straight Outta Compton, el disco que dio a ‘reconocer’ a los N.W.A. 6 figuras con aspecto callejero y desafiante frente a una cámara: ese era el diseño. Actualmente, el mensaje de la portada de un disco es casi tan importante como el interior. En esta ocasión, Nikone ha contado con Belin, uno de los muralistas españoles con mayor reconocimiento a nivel internacional, que ha reflejado lo onírico, lo referente a los sueños, con un retrato ‘picassiano’, buscando un diseño “fuera de lo común, diferente y que tuviera un significado”. “Me pusieron en contacto con Belin porque después de ver diferentes trabajos, sentí que él podía entender y reflejar la idea que tenía en mente y así fue”. Hablando de sueños, es curioso que Nikone no suela nutrirse de ellos para inspirarse a la hora escribir sus canciones. “Desgraciadamente, no suelo soñar. Pero de todos modos no me inspiro con algo que no me haya sucedido, excepto en algún caso muy concreto.”
PERSONAL E INSTRANSFERIBLE
En un panorama tan competitivo como el actual es inevitable diferenciarse, ser único. Nikone ha conseguido fusionar géneros como el reggae, el trap o el rap creando un estilo muy personal. La clave es “no pretender nada, tan solo tener la necesidad de escribir. Sí considero que mi estilo es inimitable” afirma mientras ríe, “aunque he visto vídeos de imitaciones con mucho flow. Pero biribibae soy yo, Diego, porque escribo lo que vivo y la vida de cada uno no se puede imitar”. El círculo de artistas que se dan a conocer a través de Youtube se expande cada vez más y descubrir jóvenes talentos está a la orden del día. Voces tan melódicas como las de Soge o Dollar se van consagrando en la escena y la competencia se hace evidente. Pero Diego no cree en las comparaciones y pone tierra de por medio. “Todos somos únicos”.
“Buril”, una de las canciones más adictivas de Onirikone, cuenta la historia de una noche con unas copas de más en la que Diego despierta más desorientado que en Año Nuevo y deambula por la ciudad en busca de respuestas. Sin embargo, sorprende comprobar que no son así todos sus fines de semana. “¡Que va!”, niega de nuevo entre risas, “no soy un santo, pero sí muy casero. Siempre que no tenemos que viajar los fines de semana prefiero la calma”.
Si echáramos un vistazo atrás en el tiempo, contemplaríamos un panorama imposible de reconocer para los más jóvenes. El hip hop ha evolucionado a un ritmo frenético en los últimos años a causa de las nuevas tecnologías. ¿Y si Nikone pudiese hablar con el Diego de 10 años? “Le comentaría que todo va a cambiar y no le concretaría nada, porque no me creería”.
Compartir micrófono con otro artista es sinónimo de éxito y se ha convertido en un recurso al uso. Las colaboraciones son algo que se echa en falta en este LP, decisión a la que ya se ha acostumbrado el público. “Tengo colaboraciones, pero no están publicadas, aunque tengo cosas en mente”.