Óscar Quant. «Básquet, música y viceversa»

Óscar Quant (Óscar Sabín Fernández), tras su retirada de las canchas se dedicó al mundo de la música y al activismo cultural. Hablamos con él acerca de “Bailando sobre el parqué” (Editorial Milenio), donde diserta sobre las conexiones entre el baloncesto y la música. Dos disciplinas aparentemente dispares entre sí, pero con mucho en común tal y como nos demuestra en las más de 200 amenas páginas de esta interesante y curiosa publicación.

 Texto por MC Alberto. Fotos cortesía de Óscar Quant.

 LA VIDA PUEDE SER MARAVILLOSA

 HIP HOP LIFE: Nos traes el magnífico libro Bailando sobre el parqué”, con el subtítulo “el apasionante partido baloncesto vs música”…

ÓSCAR QUANT: El título y subtítulo surgieron de querer reflejar en ellos la doble vertiente sobre la que bascula todo el libro, el baloncesto y la música, y las relaciones que se establecen entre ambas disciplinas. Todo el texto está estructurado como si de un partido de básquet se tratase con sus cuatro cuartos, su descanso (un pliego de 16 páginas a todo color) y, por supuesto, su ronda de calentamiento (el prólogo de Raül López) y una prórroga (el epílogo de Loquillo), así que la metáfora del partido me encajaba para darle contexto a todo el libro. Y me gustaba pensar que yo, como autor,  soy el árbitro de este partido.

 HHL: Naciste en Las Palmas en 1977 aunque siempre has vivido en Galicia, donde fuiste tres veces convocado con la Selección Gallega y dos veces en concentraciones y clinics de la Federación Española de Baloncesto. Más tarde diste rienda suelta a tu pasión por el rock, powerpop y soul con tu grupo Quant con el que has publicado varios discos. ¿Dónde te encuentras mejor, en un escenario o en una cancha?

ÓQ: Ahora mismo, por edad, diría que en un escenario. Sigo jugando al baloncesto, pero supongo que ya no es lo mismo que hace 20 años. En cambio, sigo tocando con la misma pasión y sentimiento de siempre. No lo concibo de otra manera.

 HHL: ¿Qué paralelismos tienen en común una banda de música y un equipo de baloncesto?

ÓQ: Los equipos y grupos juegan y tocan bajo las mismas reglas. Todos ensayan y entrenan durante la semana para dar lo mejor de sí el día del partido o concierto. Hay una armonía en cada canción al igual que hay estrategias en cada jugada, y por supuesto siempre hay un momento para destacar individualmente, ya sea en una jugada personal o un solo de guitarra. En mi cabeza siempre han sido disciplinas que se entrelazaban en mi vida de una forma natural. Hay canciones que, aunque sea de una forma muy personal, yo siempre relacionaré con el baloncesto, ya fuese para concentrarme antes, o durante los partidos, o para motivarme en los entrenamientos.

HHL: Tu proyecto musical, SkyhookS es considerada la primera basketroll band de la historia, donde fusionas tus dos pasiones, el baloncesto y la música…

ÓQ: Todas las canciones de los SkyhookS están relacionadas con el baloncesto, ya sea basándonos en jugadores concretos, historias ambientadas en canchas. En realidad, el básquet nos sirve como excusa para hablar de temas más profundos como la vejez, el paso del tiempo las relaciones personales, el esfuerzo colectivo, etc. Utilizamos el lenguaje deportivo para no caer en los clichés típicos del pop-rock.

 HHL: Volviendo al libro, ¿a qué se debe la inclusión en la portada de personajes tan dispares entre sí que van desde Ice Cube, Beastie Boys, Snoop Dogg, Michael Jordan, MC Hammer, hasta David Hasselhof, Estopa o el mismísimo Bertín Osborne?

ÓQ: La maravillosa portada es obra del diseñador Alberto Amigo. Su idea era hacer un facsímil de la celebérrima portada del Sgt. Pepper’s de los Beatles, pero sustituyendo los originales por muchos de los personajes que aparecen en el libro. Músicos y jugadores que se interrelacionan entre sí y a través de artículos, historias y anécdotas para poner en relieve esa interconexión entre el baloncesto y la música.

 HHL: Encontramos artículos que enlazan tus dos pasiones, con especial hincapié en aquellos relatos que tú llamas la cara B de la historia: perdedores, aventureros, visionarios que tienen un pie en la cancha y otro en los escenarios de conciertos…

ÓQ: Sí, muchos capítulos son historias de jugadores de baloncesto que son grandes melómanos o incluso músicos (Wayman Tisdale es el mejor ejemplo) o viceversa, músicos, grupos o cantantes que son apasionados del básquet o que incluso jugaron (Prince fue un gran jugador), y así voy contando al lector/a las conexiones entre el deporte y el arte.

GIGANTES DEL BASKET, Y LA MÚSICA

HHL: Hay un capítulo sobre la conexión MJ vs MJ y las Air Jordan en el hip hop…

ÓQ: El videoclip “Jam” fue la primera vez en mi vida que esos dos mundos colisionaban. Michael Jordan y Michael Jackson colaborando juntos, era la primera vez que yo presenciaba esa conexión y fue un acontecimiento a nivel mundial. Gasté la cinta VHS donde lo tenía grabado. Pocos meses después, en el videoclip de “Smells Like Teen Spirit” de Nirvana volvía a ver esa conexión, todo el clip estaba ambientado en otra cancha de baloncesto, pero su estética era mucho más agresiva y menos glamurosa: los tableros de madera, las gradas del pabellón bailando pogo, las chearleaders con la A de anarquía… todo aquello me resultaba mucho más atractivo y punk-rock. Finalmente, Nirvana arrebata el número uno a Michael Jackson, inaugurando la era dorada de la música alternativa.

HHL: Descubrimos en tu libro cosas como que el entrenador Al Nuness declaró que Prince era un jugador escandalosamente bueno…

ÓQ: Lo cual tiene gran mérito midiendo 1´58 cm…  aunque su propio entrenador decía que con su peinado a lo afro parecía llegar al 1´80. Prince aún tiene el record de anotación de su instituto.

HHL: Otro gran episodio revelador es el que dedicas a la extraordinaria vida de Manute Bol…

ÓQ: Intento condensar la historia de su vida y de cómo en aquellos años impactó en la cultura pop. Su extraordinario físico y su personalidad llegaron a ser un símbolo de aquella época en la NBA. Fue inspiración para algunas películas de Hollywood y otras tantas canciones. Además, me interesaba mucho su carácter altruista y solidario, muy concienciado con los conflictos que vivía su país (Sudán) y cómo trato de ayudar en todo lo posible, hasta el punto de que murió arruinado después de haber donado todo su dinero a vecinos y amigos.

HHL: El jazz y el soul han jugado, nunca mejor dicho, un papel muy importante en la vida y por ende en el desarrollo de grandes jugadores como Kareem Abdul-Jabbar con artistas como John Coltrane, Miles Davis, Sam Rivers…

ÓQ: Kareem es un experto en jazz, hasta tal punto que confiesa que este género musical lo convirtió en mejor jugador, su juego de pies en la zona estaba basado en las serpenteantes melodías del jazz y en los vestuarios de cada partido siempre reservaba unos minutos para escuchar a los clásicos del género. Fue el impulsor de que en The Forum de Los Ángeles se incluyesen también a instrumentistas jazz en la interpretación del himno americano antes de los partidos. En el libro traduzco un precioso artículo escrito por Abdul-Jabbar donde conecta el jazz con el básquet y que resume perfectamente toda la filosofía e intención de mi texto.

 HHL: Le dedicas también un capítulo muy peculiar por todas las anécdotas que relatas, al que parafraseándote sea el grupo más experimental y divertido de toda la escena, y yo añadiría, de todos los tiempos, Beastie Boys…

ÓQ: Yo también soy muy fan. Paul´s Boutique es uno de mis discos favoritos de siempre. Y ellos nunca han ocultado, incluso en sus temas, su gran afición por el basket llegando a citar a muchos jugadores en sus letras. Adam Yauch era un asiduo de los parques de New York en donde se practica el streetball y el grupo llegaba a organizar torneos de baloncesto en sus giras entre roadies, teloneros y personal de su tour.

HIP HOP Y BÁSQUET COMO ESTILO DE VIDA

HHL: Un clasicazo que podemos escuchar mientras leemos el libro es “He got game” de los legendarios Public Enemy, que además de ser el sexto álbum del grupo es la banda sonora de la película homónima de 1998 del gran Spike Lee protagonizada por Denzel Washington…

ÓQ: Es una de las muchísimas conexiones entre el hip hop y el básquet. Ambas disciplinas son muy populares entre la comunidad negra. Para ellos, los primeros referentes de la cultura popular venían de alguno de estos dos mundos. Y ambas disciplinas eran vehículos para transmitir mensajes de orgullo y afirmación cultural a la comunidad afroamericana. En concreto, Chuck D siempre ha sido fan incondicional de los New York Knicks. Toda la escena neoyorquina de hip hop ha mostrado cariño por este equipo, así como la escena de la Costa Oeste rendía respeto y admiración por Los Ángeles Lakers, con N.W.A. a la cabeza.

 HHL: Sin duda la relación entre baloncesto y hip hop es evidente, además con los detallados vínculos que muestras en varios ejemplos quedan más que latentes, desde Kurtis Blow, A Tribe Called Quest, hasta Notorious Big, Ice Cube, Dr. Dre, Will Smith… pero ¿qué te lleva a la conclusión de que el baloncesto podría ser el quinto elemento de la cultura hip hop?

ÓQ: Fijémonos, por ejemplo, en la moda: a nivel estético el baloncesto influyó mucho en la imagen hip hop, zapatillas altas, llamativas camisetas NBA, gorras de equipos… Quizás el primero que empezó a usar pantalones cortos varias tallas más grandes que la propia fue el mismísimo Michael Jordan (lo hacía para poder llevar por debajo su pantalón de la universidad, el cual le daba buena suerte) y eso influyó a muchos aficionados al hip hop y la cultura urbana que comenzaron a llevar los pantalones de esa manera. Las zapatillas Air Jordan son ya un icono del hip hop.  Casi todo el merchandising de un grupo como Wu Tang Clan está basado en el baloncesto. Y todo esto es recíproco, la NBA casi se ha convertido en una pasarela que refleja todas estas tendencias, muchos jugadores visten como estrellas del hip hop.

 HHL: ¿Qué relación establecerías tú y a partir de qué punto de partida, si lo hay, entre el baloncesto y el hip hop?

ÓQ: A finales de los años 70, cuando germinaba la escena hip hop en New York, los MC’s y rappers frecuentaban las mismas calles y parques donde florecía el streetball. Muchos de ellos saltaban de la cancha a los platos, a pie de pista intercambiaban rimas y técnicas de DJ’s.  Podría decirse que ese quizás sea el punto de partido para la hoy evidente relación entre el hip hop y el básquet.

HHL: En España tenemos trabajos musicales de Korazón Crudo, Tote King y Nach por ejemplo, de hecho recientemente el alicantino aparece en la banda sonora del NBA 2K20, ¿pero crees que la escena está tan vinculada con el baloncesto como en Estados Unidos, y si es que no, a que crees se debe?

ÓQ: Creo que no, ya que esa admiración pocas veces se ve reflejada de forma recíproca. Aunque sí que hay muchos músicos y aficionados al hip hop y al baloncesto. Reconozco que, durante mi etapa de documentación para el libro no encontré demasiados jugadores aficionados al hip hop o incluso que tuviesen verdadera cultura musical (y mucho menos con buen gusto) excepto casos como Nacho Martín, que supongo sabréis tiene algunos temas en donde atiza mamporros y rimas a casi toda la ACB. Entre los jugadores españoles pocos se declaran fans del género. La única interacción que me viene a la cabeza ahora es ese divertido duelo entre Sergio Llull y Arkano.

 HHL: El epílogo lo escribe el propio Loquillo, y el prólogo está escrito por Raül López, jugador NBA, campeón ACB y medalla de plata olímpica, ¿Cuéntanos cómo surgió la propuesta de incluirlos a ambos?

ÓQ: Para completar el círculo conceptual del libro quería que el prólogo fuese escrito por un jugador al que le gustase la música. Raül es un gran melómano y toca la guitarra, y un músico al que le gustase el deporte de la canasta, Loquillo fue jugador del Cotonificio a las órdenes de Aito García Reneses, y así redondear esa dualidad deporte/música que persigo durante todo mi escrito. El contacto con Raül fue mediante un amigo común y fue muy amable conmigo y dispuesto a colaborar desde el principio. Loquillo fue una propuesta de la editorial. A los dos les estoy muy agradecido.

 HHL: ¿Qué mensaje o idea quieres que llegue al lector al haber terminado el libro y a qué tipo de lectores te diriges principalmente con esta publicación? 

ÓQ: ¡A cuanta más gente mejor! El texto trata de ser lo más transversal posible. Está pensado de tal manera que, si solo te interesa la música, puedas leer los textos más relacionados con el baloncesto con ligereza. Y viceversa, si únicamente te interesa el baloncesto, entonces deja un poco el balón y cómprate algún disco de los mencionados.

 HHL: ¿Sigues soñando con jugar en los Ángeles Lakers y tocar en la E Street Band?

ÓQ: (Risas) Por supuesto, aunque a veces también sueño con tocar con los SkyhookS durante el último tiempo muerto de la tercera prórroga del quinto partido de la final ACB entre Real Madrid y Obradoiro de Santiago.

HHL: Gracias Óscar, si quieres añadir algo más en la prórroga antes del pitido final… 

ÓQ: Mis discos con Quant y SkyhookS no denotan demasiada influencia del hip hop, así que nunca habría imaginado salir en una revista como esta, pero me encanta el género, tengo muchos discos y mis favoritos son los clásicos como N.W.A, Public Enemy, Beastie Boys y últimamente alucino con The Roots… Así que un placer y honor aparecer en Hip Hop Life Magazine.

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